jueves, 28 de abril de 2011

Esquinas de Tango


Nostalgias; amores apasionados, frustrados, edípicos; despedidas, berretines, recuerdos y preguntas sin respuesta han sido los temas preferidos de los poetas del tango. No son los únicos, por supuesto.
Hoy repasaremos algunas letras que muestran una pasión inmobiliaria por la ubicación cotizada o una marcación del territorio o, simplemente, una pulsión geográfica. Acá van algunas intersecciones famosas. Todas se encuentran en la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.

Corrientes y Esmeralda, 1933, Celedonio Flores y Francisco Pracánico (letra y música)
Amainaron guapos frente a tus ochavas
Cuando un cajetilla los calzó de cross
Y te dieron lustre las patotas bravas
Allá por el año… novecientos dos…

Mano blanca, 1939, Homero Manzi y Antonio de Bassi

¡Bueno!... ¡bueno!... ¡ya salimos!
Ahora sigan parejo otra vez
que esta noche me esperan sus ojos
en la Avenida Centenera y Tabaré.

Tres amigos, 1942, Enrique Cadícamo y Rosendo Luna (seudónimo del mismo Cadícamo)

¿Dónde andarás Pancho Alsina?
¿Dónde andarás Balmaceda?
Yo los espero en la esquina
De Súarez y Necochea.

Sur, 1948, Homero Manzi y Aníbal Troilo

San Juan y Boedo antiguo y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundación,
Tu melena de novia en el recuerdo
Y tu nombre…

Y para ir terminando Pampa y la vía, un lugar que debe ser muy interesante puesto que se lo disputan dos letras consagradas:

El Conventillo, 1955, De La Torre, Rolón y Baffa
...
Como el zorro perdí el pelo
pero agarré la manía
de lofiar la gilería
y al primer punto boliao
con algún fato estudiao
dejarlo en Pampa y la vía.

Vals municipal, 1971, María Elena Walsh
Una vez y otra vez
cantaremos la fiel serenata.
Diganme donde está, como es
Buenos Aires la reina del Plata.
Es un hombre con una mujer
que se besan en Pampa y la vía.


Los lugares citados pueden visitarse y hacer por ellos un recorrido turístico.
No se preocupen, no todo ha sido esquina en el tango. Tengo para mí, si bien no lo puedo asegurar, que la piba mimada de la calle Pepirí, de Mano cruel, 1929, tango de Tagini y Mutarelli, no vivía en la esquina. Lo que puedo asegurarles es que Corrientes tres-cuatro-ocho, segundo piso ascensor , de A media luz, 1925, tango de Lenzi y Donato, queda en la mitad de la cuadra.

La foto es propiedad de Malena Tango.

domingo, 24 de abril de 2011

Felices Pascuas - Humor


Una reportera de CNN escuchó comentarios de un viejito judío que había estado yendo a orar al Muro de los Lamentos dos veces por día durante toda su vida y decidió hacerle una nota. Lo observó con atención mientras rezaba y después de esperarlo 45 minutos, cuando el viejito se estaba por ir, se acercó a entrevistarlo.

- "Discúlpeme, señor. Soy Rebecca Smith, reportera de CNN. ¿Cuál es su nombre?"
- "Moshe Cohen," respondió el hombre.
- "¿Por cuanto tiempo ha venido Ud, señor, al Muro de los Lamentos?"
- "Por alrededor de 60 años"
- "¡60 años! ¡Es asombroso! ¿Y por quién ó porqué reza?"
- "Rezo por la paz entre Cristianos, Judíos y Musulmanes. Rezo porque terminen todas las guerras y los odios entre la gente. Rezo para que los niños crezcan como adultos responsables, amando a sus semejantes"
- "¿Y cómo se siente usted tras estos 60 años?"
- "¡Como si le hubiera estado hablando a una pared!"

Me lo ha enviado un amigo con expreso pedido de no mencionarlo porque desconoce al autor. Se ruega a los creyentes una oración por la salvación de su alma (la del autor) y a los no creyentes un brindis a su salud (inviten, en lo posible).



Las viñetas son de Alberto Montt y de José Orcajo (publicado en El Norte de Castilla).
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miércoles, 20 de abril de 2011

El coso de al lado - cuento

El coso de al lado

La primera vez que lo vi estaba parado, durito, en el jardín del vecino. Todavía lucía jovial pero, bien mirado, ya tenía los signos del deterioro. Tomé la costumbre de saludarlo, cada vez que me lo cruzaba cuando subía a la terraza, y el guacho hijo de puta, firme, sonriente, siempre con el sombrero en la mano, ni bola, por supuesto. Al tiempo, me pareció notar que se iba achicando y que la piel se le agrietaba. Claramente se achicaba y enseguida pensé: “Éste no va a durar mucho tiempo”. Y así fue nomás, antes de fin de año tuvo problemas en una pierna y hubo que cortársela.
Por un lado me daba lástima, pero por otro sentía adentro una alegría que me ponía incómodo porque era absurda y ridícula. Para colmo, meses después tuvieron que hacerle otras dos amputaciones y eso precipitó todo. Aunque me da vergüenza confesarlo yo le tenía un resentimiento y una bronca muy grande.

No es para justificarme, pero voy a decir algo de la bronca esa. Es un berrinche que tengo con nuestros ídolos y contra todos los ídolos en general, ¿por qué no? El enojo lo traigo desde la primaria cuando nos encajaban los próceres a presión y yo ya sabía que, por lo menos, Urquiza era contrabandista y Mitre un inepto. Me siento argentino hasta los huesos, menos en esa vocación de mierda de fabricarnos ídolos por todos lados. Ahí creo que está la raíz de muchos de nuestros problemas.
Justo a Gardel le tengo un odio especial, porque hizo hacer un tango para chuparle las medias a Uriburu y lo garpó de su bolsillo. A los tres años, se había vuelto a dar vuelta y cantaba que era “hombre de Leandro Alem". Hay que ser muy hijo de puta… Fue un gran cantor, es cierto… Cuando lo escucho en “Arrabal amargo” y en “Golondrinas” me aflojo, me olvido de los dolores y ahí me doy cuenta que yo también lo quiero. Pero como cantor nada más, no ando diciendo boludeces.

Volviendo al coso de al lado, un día que lo saludo con más sorna que otras veces me da la cana el vecino, el padre de la criatura, Enrique, el escultor. Me dijo que le parecía haberme escuchado en otra ocasión, pero no estaba seguro y no lo podía creer. Le hablé de mi entripado con los ídolos y con Gardel en especial. Primero nos cagamos de risa juntos y después me contó, desde el principio, la historia del Gardel de jabón que tenía en el patio.
La obra se la auspició Jabón Federal que le dio un bloque macizo, de ese amarillo para lavar, pesaba dos toneladas y tenía dos metros y medio de altura. Con eso él hizo al morocho de cuerpo entero, con esa pinta que tenía o más pintón todavía, diría yo. Me dijo que, recién hecho, el color ámbar del jabón le daba un toque mucho más real que si hubiera sido de cera o de bronce.

Al traerlo de vuelta de la exposición como no entraba en ningún lado, lo tuvo que dejar en el jardín a merced de los inviernos lluviosos y del impiadoso sol del verano.
Cuando yo lo conocí conservaba su prestancia, el hollín lo había oscurecido un poco, pero todavía te dejaba mudo. Al saludo le agregué un reproche por lo del 30 que me parece que me dolía más a mí que a él. Una tarde, en que andaba atravesado, para descargarme, le dije ¿Por qué no le cantás a Uriburu ahora? Y fue fatal porque en el mismo momento la sonrisa se le ladeó un poco y a mí también se me movió algo adentro.
Ya nunca volvió a ser el mismo después que le cortó la zurda y lo apuntaló con una rama de álamo. No fue el olvido sino la intemperie la causa de su derrumbe. Un sábado, entre varios, lo metimos, acostado, bajo la galería y Enrique le sacó, ceremoniosamente, la otra pierna que la lluvia había dejado a la miseria.
Después nos comimos un asado.

Reconozco que mi matete con los ídolos es medio contradictorio, yo mismo le pedí uno de los pedazos que, con el tiempo, le fue cortando. Una parte la usamos en casa para lavar, pero a la mano la guardé como recuerdo. Todos los vecinos ligaron algo, el sombrero, al que muchos le teníamos ganas se lo dio a una alumna que era su preferida.
Lo que fue impresionante fue que en el medio del asado uno le dijo a Enrique “Sacále lo que quieras pero la cabeza no se la toqués.” Y todos estuvimos de acuerdo, Enrique el primero. Después él se mudó y vino otro escultor, ya vamos por el cuarto, a ocupar la “casa de los escultores”. Y Carlitos sigue allí, en un nicho de la pared junto con unos angelitos funerarios, un busto de Sarmiento, cruces aladas y dos Venus de yeso que deben haber sido hechas en molde. Está cada vez más chico, deteriorado y reseco, pero no se entrega. A veces me parece que lo oigo cantar. Y tengo cada vez más ganas de perdonarlo.

FT abril 2011

El autor de la ilustración es José Muñoz.

domingo, 17 de abril de 2011

Muñeca brava - Humor

1
Michelle y Barack Obama decidieron romper el protocolo y salir, solos, a cenar a un restaurante de barrio. El mozo recién estaba trayendo la bebida cuando el dueño se acercó y saludó muy efusivamente a Michelle con un beso en la mejilla. Resultaron ser viejos conocidos de la escuela secundaria. Ella le presentó a su marido y luego siguieron departiendo sobre “aquellos tiempos”.
Cuando volvieron a quedar solos Barack estaba algo molesto y entre uno que otro reproche le dijo como al pasar:
-Lo que son las vueltas de la vida, pensar que si te hubieras casado con él hoy serías la dueña de este restaurante.
-Qué decís?
-Eso, simplemente.
-Me parece que tenés una confusión. Si yo me hubiera casado con él, vos serías el dueño de este restaurante, ¡y él, el Presidente de los EEUU!

2
José anda muy decaído. Su mujer vive reprochándole su poco carácter y su falta de energía. Para colmo de males, como es muy competitiva, por cualquier disputa le apuesta algo… y le gana siempre. El psicólogo, para levantarle la autoestima, le sugiere que no entre en cualquier apuesta o que lo haga en alguna donde tenga las mejores chances. “Llévela a su juego, por ejemplo, la próxima vez, propóngale apostar a quién orina más lejos.”
Contento José se relame por anticipado y espera confiado la ocasión, que no tarda en concretarse. Los contendientes van al patio de la casa y él dice, con tranquilidad:
-Dale vos, las damas primero.
La mina, casi en cuclillas, con los pies sobre la raya, hace un esfuerzo supremo y el chorro sale disparado a unos 30 cm. Termina y se incorpora, ahora es el turno de José. Con una actitud de ganador que hace meses no tenía, se para con las piernas bien abiertas, abre la bragueta y se prepara para humillar. Mientras está tratando de relajarse y a la vez de concentrarse ante la inminente micción, escucha su mujer que le chista:
-¡Tch., tch., tch., no, no, no, no, noooo…! ¡Con las manitos no! Las manitos al costado, ¡como Mamita!


La viñeta es de Julio Parissi
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jueves, 14 de abril de 2011

Frases de película -9-


¿Entonces aquí, a los periódicos… para qué los utilizan? Marcos (Javier Gutierrez) a Martín (Carlos Iglesias)

Un Franco, 14 pesetas. España, 2006, 105 min., dirigida por Carlos Iglesias.

Sencilla e inquietante película ambientada en la España franquista de 1960. En el medio de una fuerte recesión industrial y desempleo, un par de amigos emigra ilegalmente a Suiza en busca de trabajo y una solución económica para sus familias que quedan en España.
La diferencia del estándar de vida entre ambos países sorprende a los protagonistas y da lugar a unos pasos de comedia muy graciosos en el medio de tanto drama. Es de antología la escena donde uno de ellos se encuentra por primera vez con un rollo de papel higiénico y el amigo le explica que es para reemplazar a los “pedazos de periódico que usamos nosotros”.
El título juega con la mención a Franco y el cambio entre la peseta y el franco suizo. Repaso de una época no muy lejana que vendría bien no echar al olvido, sobretodo en estos tiempos donde las políticas migratorias españolas y de sus vecinos se ven (desde acá) demasiado cerca del chovinismo y la xenofobia.


La desopilante escena del papel higiénico (36 segundos) se puede ver aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=HEpvjrrIl3c
Y aquí otra parte, dramática, del filme:
http://www.youtube.com/watch?v=g51vs5THs_I&feature=related



Alguien tiene que hacerlo ¡Y ahora a toda velocidad! Buenas noches mi amor…Michele (Jean Paul Belmondo)
¡New York Herald Tribune!¡New York Herald Tribune! Patricia (Jean Seeberg)

Sin aliento, Francia, 1960, 90 min., Jean Luc Godard

Muchas cosas comienzan con esa primera frase: Sin aliento, la película de Godard; la consagración de la Nouvelle Vague, del cine francés de los 60; el uso de la cámara al hombro; la carrera al estrellato de Belmondo y la fuga permanente del protagonista hacia la muerte.
Con la segunda frase aparece Jean Seberg con su pelo corto y su fascinadora presencia vendiendo diarios en la avenida de los Campos Elíseos y uno quiere entrar en la pantalla y comprárselos todos.
Hay homenajes varios en la película: el primero a Casabanca y a Bogart, a quien el protagonista admira e imita y del que se ven muchas fotos en primeros planos. Por si dudas cupieran, cuando decide cambiar su identidad, durante la persecución, se hace llamar Lazlo Kovacs. El segundo a Hitchcock, a quien el propio Godard imita haciendo un cameo en la película y refuerza con otro que hace Philippe de Brocca. También hay un homenaje a Gassman y a Il sorpaso, con música incluída.
¿Hace falta decir algo algo más para desear que les pique el bichito y se den una vuelta por el video club?
Nota: En lugar de esa antigüedad del video club, pueden bajarla de la red si saben cómo. ¡Ojo! Es la de GODARD, no una norteamericana del 2004 que se llama igual y de la que no tengo ni noticias.


Si quieren comprar el diario: http://www.youtube.com/watch?v=c4l00kP2XWM&feature=related
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lunes, 11 de abril de 2011

Fertilización asistida - Humor

1
Un matrimonio de Galicia no conseguía el deseado embarazo a pesar del tiempo trascurrido y las consultas realizadas, por lo que decidieron jugar las últimas fichas en una visita a un renombrado especialista londinense. Llegaron con su ansiedad y su poco inglés a la consulta.
En primer lugar el doctor revisó, a solas, a la señora y luego la hizo salir. A continuación examinó e interrogó al marido y concluidos ambos exámenes reunió a la pareja y les comentó que no veía problema alguno y que siguiendo sus indicaciones lograrían el embarazo en poco tiempo. Tomó el recetario, escribió su prescripción y la repitió en voz alta varias veces, al cabo de lo cual los despidió, muy cordial. La pareja regresó a España alegre y esperanzada.

No bien vueltos a Galicia se encontraron con que lo indicado no se conseguía por ningún lado. Ninguna de las 3 farmacias del pueblo tenía Trideoderol y el asunto estaba a punto de abatirlos una vez más hasta que alguien recordó que el farmacéutico del pueblo vecino había vivido en Inglaterra y dominaba tanto el idioma como el vademécum británico. Quizás allí tuvieran el fármaco o alguno alternativo. Allá fueron y la sorpresa, tanto del farmacéutico como de ellos, no pudo ser más grande:
-¡Aquí no hay indicado ningún medicamento! Acá dice “Try the other hole”…

2
Una pareja de campesinos colombianos va al ginecólogo y el marido le resume la consulta: -"Mire dostor, es que tenemos un problema: mi mujer y yo queremos tener condescendencia, pero no sabemos si es porque soy omnipotente o mi mujer es histérica. Antes hemos ido a otro dostor y nos dijo que mi mujer tenía la vajilla rota y la emperatriz subida, y como, además, la operaron de la basílica balear, no sabemos si eso puede influir. También a mí hace años me operaron de la protesta y, a lo mejor, me han dejado escuelas en el cuerpo. Nos recomendaron ir a un médico de Bogotá, que era muy bueno, y, mire, en cuanto entramos en la consulta había allí dos ordenadores conestados a una antena paranoica. En esa consulta, a mi mujer le hicieron una coreografía y el médico nos dijo que no veía nada raro y nos recomendó que hiciéramos el intento. Entonces, 15 días ella y 15 días yo estuvimos intentando, pero, nada. Nos volvimos para aquí y otro dostor nos recomendó hacer vida marítima y nos fuimos de Cartagena a Santa Marta y, en todas las playas, hacíamos vida marítima, pero nada. Además, mi mujer hace tiempo tuvo un alboroto y, a lo mejor, eso ha influido. Pero yo creo que mi mujer es frigorífica, porque nunca llega al orégano". Después de escucharlo con atención, el ginecólogo contestó: -"Una de dos, me parece que usted lo que tiene es un problema de especulación atroz o que su mujer está tomando pastillas anticorrosivas".

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viernes, 8 de abril de 2011

Atando cabos - Microficción


Atando cabos

-Dos veces me salvaste la vida. Una, en el naufragio.
-Sólo te até bien a la cuerda de rescate.
-La segunda, cuando me quise ahorcar.
-Esa vez hice mal el nudo.

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lunes, 4 de abril de 2011

Mujeres singulares (y plurales) -1-

La Pulpera inicia la presentación de una serie de mujeres destacadas en más de un aspecto y que, por distintos motivos, han llamado su atención. Lo hace con la intuición de encontrar algunas pistas o características compartidas que le permitan enhebrar a las gemas elegidas, cada una con su brillo, en una joya con estilo propio. La de hoy es:

Graça Simbine
Primera Dama de dos países

Política y educadora, defensora de los Derechos Humanos, Ministra de Educación, Premio Príncipe de Asturias, nació en Mozambique en 1945 y estudió en Lisboa idiomas germánicos desde donde regresó para unirse, en 1973, a la guerrilla del FRELIMO en la lucha anticolonial de su país. En su vasta currícula hay un par de puntos sorprendentes: fue Primera Dama de dos países, Mozambique y Sudáfrica.

En 1975 se casó con Samora Machel que asumió ese mismo año como Primer Presidente de Mozambique y lo acompañó como Ministra de Educación hasta su muerte en 1986 en un accidente de aviación. Machel había estado casado con Josina Muthemba, considerada la heroína nacional, muerta en combate en 1971, a los 25 años, y símbolo de la contribución de la mujer a la lucha armada y política por la independencia de Mozambique.


En 1998 se casó con Nelson Mandela que había sido elegido en 1994 Presidente de Sudáfrica en las primeras elecciones después del cese del apartheid. El matrimonio fue descrito como el del “Padre de la Nación y la Viuda de la Revolución”. Coincidió con el cumpleaños 80 de Mandela, quien venía de una separación controvertida de su segunda esposa Winnie luego de 30 años de matrimonio y vida política compartida.

Más allá de sus muchos méritos y del trabajo que continúa desarrollando incansable, me pregunto qué dones tendrá esa mujer para haber ejercido esa circunstancia única en la historia y a la vez, haber convivido con la figura de dos congéneres extraordinarias. Por si no fuera suficiente lo dicho, ha conseguido rehacer la relación con Winnie. Vean la foto donde aparecen celebrando juntas uno de los últimos cumpleaños de Mandela.

domingo, 3 de abril de 2011

Predicciones Mayas - Humor

Adivinadores

Dado que, por un lado, estamos en abril y, por el otro, los lectores ya sospechan, con fundamento, que este irracional blog pretende no serlo, ustedes estarán pensando que el Pulpero debe estar algo tomado para hacer una entrada con ese título. Lo que en realidad ha sucedido es que con motivo del sismo que hubo en Japón he leído, entre muchas otras barbaridades, que se viene, para el 2012, "el fin del mundo tal como lo dicen las predicciones de los mayas" y se me hace que viene muy oportuna esta viñeta, que tengo guardada desde hace tiempo.

La viñeta, propiedad de Creators Syndicate, dice:
-¿Por qué termina en 2012?
-Me quedé sin más espacio en la piedra

Como se ve, parece haber inspirado esta otra


Y, como tengo muy asociado a los predicadores con los chantas, se me hace que esta otra viene a cuento

viernes, 1 de abril de 2011

El sexo y la Coca-Cola


¿El tamaño importa?

El tamaño del pene ha terminado por ser una preocupación para los hombres y un motivo de curiosidad o inquietud para las mujeres. Así se desprende de la proliferación de artículos y referencias al tema en revistas y medios periodísticos en general.
Quien quiera averiguar las respuestas a sus interrogantes tiene muchas fuentes para consultar y cotejar los resultados con su propia experiencia, aunque nadie está libre de la manipulación a la que “el mercado y los medios” lo someten en nombre de la cultura.
Muchos adolescentes varones con trastornos en su sexualidad muestran en la consulta el origen de su “problema”: creen tener penes demasiado pequeños porque los comparan con fotos porno retocadas con photoshop o con actores muy dotados.
Lo mismo vale para las mujeres. Muchas chicas que tienen senos y colas adecuados a su edad o contextura se sienten disminuidas al compararse con estrellas con generosos retoques siliconados.

Cuando la Coca-Cola se presentó al público argentino en 1942, la botella tenía menos de 185 cm3 y a los usuarios les costaba terminarla. A medida que se fue consolidando en el mercado, el contenido del envase individual sufrió un aumento gradual y paulatino. Así, pasó a tener 200, 225, 250, 275, 330 y 355 cm3, con una tendencia casi siempre creciente. Se impuso un fuerte cambio cultural a los consumidores modificando viejas costumbres de nuestra alimentación. En la actualidad, el tamaño ha seguido agrandándose, al punto que los nuevos envases individuales tienen 500 y 600 cm3. ¡Tres veces más que aquel que no podíamos acabar hace 70 años!

Quizá esto nos ayude a responder a la pregunta inicial: ¿el tamaño importa?
Sí, importa, al menos en parte. Porque el tamaño no es una cualidad abstracta sino que está referido, en nuestro imaginario, como un hecho cultural, a los valores que el “mercado” le adosa para poder vendernos lo que le resulte lucrativo. Los únicos genitales que no tienen tamaño son los de los Ángeles y los del Espíritu Santo, pero esos no importan porque a ellos no se les puede vender nada.
Ahí está la relación entre el sexo y la coca-cola. El deseo sexual es tan natural como la sed, pero los tamaños y las cantidades que necesitamos para satisfacerlos no tienen nada que ver con su utilización comercial por compañías que nos convirtieron en “sus mercados”.

Podemos saciar la sed con agua, coca-cola u otra bebida, mientras lo hagamos en cantidades adecuadas y cuidemos que los efectos colaterales no nos enfermen. No todo va mejor con Coca-Cola, lo que es bueno para las finanzas de la compañía no es igualmente bueno ni para nuestra salud, ni para una alimentación equilibrada, ni siquiera para la ecología del planeta.
Algo parecido pasa con nuestra sexualidad, no se trata de encontrar el repuesto adecuado, de tal o cual tamaño, para una máquina. Lo que hagamos para alcanzar y satisfacer nuestros deseos sexuales depende de cada uno y es válido en tanto sea bueno para los involucrados. Educación e información pueden ser un antídoto contra la manipulación mercantil de nuestras necesidades y ayudar a que cada persona pueda encontrar la plenitud en su propia y natural individualidad.


La viñeta es de Alberto Montt.
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